El texto que sigue es en respuesta a a unas palabras polémicas del escritor colombiano Gabriel García Márquez acerca de la simplificación de la ortografía.
¿Se cayó o se calló?
El escritor colombiano García
Márquez ( o debería poner, de acuerdo con su sugerencia, garsia markes?)
planteó un tema que vuelve cada tanto: el de la reforma ortográfica del
castellano que consistiría básicamente en una reducción del alfabeto.
No estoy de acuerdo con esta
propuesta. Los que la sustentan argumentan que suprimiendo las letras que
comparten la misma sonoridad, se escribiría con menos errores. Pero también es
probable que el nuevo sistema dificulte la lectura. Cuando leemos, nuestro ojo
no ve todas las letras, sino que selecciona algunas en función de las cuales
anticipamos lo que se encuentra próximo. Un sistema con pocas marcas demanda
mayor esfuerzo por parte del lector. Así desaparecerían los parónimos, con lo
cual si dice “la señora se cayó”, tendríamos que apelar al resto del texto para
saber si cerró la boca o aterrizó en el suelo.
Por último, los que proponen
simplificar la ortografía están sugiriendo, para decirlo en forma sencilla,
“escribir como suena”. Pero... ¿cómo suena dónde? ¿Conservamos una z y una s
para los madrileños?... ¿Se trataría de adoptar las distintas ortografías en
función de las pronunciaciones locales? Eso dificultaría enormemente la
comunicación escrita entre los hispanohablantes.
Sería conveniente utilizar el enorme esfuerzo que demandaría
esa reforma en investigar por qué los niños tienen tantas dificultades
ortográficas, cuál es la responsabilidad de la sociedad y de la escuela en ese
problema y cuál sería la mejor manera de resolverlo.
Ana
María Kaufman
Ordenar los párrafos, colocar título y marcar la tesis, los argumentos y la
conclusión.
Por otra parte hay que aclarar que muchas
naciones han visto perdido gran parte de su territorio y anexado el mismo a
otros países; sin embargo pasado mucho tiempo, persiste en los pobladores el
sentimiento nacionalista del territorio o la patria de sus abuelos.
Por lo tanto, son los hombres que habitan esos
territorios los que constituyen, forman la patria; un sentimiento en el que se
unen las tradiciones, las utopías y el amor al lugar de origen.
Esto es aparentemente cierto, pues innumerables
países que han perdido buena o gran parte de su territorio han seguido teniendo
una definida nacionalidad y un sentimiento patriótico igual que el resto de las
naciones.
Hay gente que dice que el territorio de un país no
es lo esencial de la nacionalidad, ni constituye el centro de eso que llamamos
patria.